Existe una especie de abrazo entre la realidad que abarca nuestras horas vivientes y la irrealidad del sueño, una quimera, pero tan vital y necesaria como lo tangible. Porque hay cosas que no se pueden separar por su complementariedad. La una no existiría sin la otra. De hecho, tenemos dos hemisferios cerebrales los cuales actúan en las diferentes realidades, y vuelvo a decir: son complementarios.
¿Qué sería de este mundo si solo existiese la vida palpable, si no usáramos la imaginación para expresar emociones profundas que no caben en las palabras conocidas? Por ello le damos la bienvenida, en esta exposición, a estas dos verdades.
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