Partiendo del concepto de interdependencia, Moreno y Grau, al igual que en proyectos anteriores proponen con su obra una experiencia del entorno natural, no una representación ni una reflexión, sino un acontecimiento en el cual se producen sensaciones que tienen que ver con la fenomenología de la naturaleza, apelando más hacia el territorio de lo sensorial que al de lo racional.
Tras su visita al Herbario de la Universidad de Granada. Llama su atención la colección de líquenes por el carácter de organismos independientes, constituidos por un alga y un hongo que viven en asociación simbiótica, al mismo nivel, retroalimentándose cuidándose, protegiéndose y creciendo juntos, metáfora literal de una manera de estar en el mundo que no es otra que la de ser conscientes de nuestra relación con el ecosistema que nos rodea y el juego de relaciones, fuerzas y dependencias que nos hace ser lo que somos.
Tal y como ocurría en proyectos como Lo reflejo (2015), El origen devuelve la calma (2015), Many rivers to cross (2016) o Shore to shore (2017), el proyecto para FACBA 18 se constituye como una instalación, en la que algunos elementos tridimensionales se ven unidos por un hilo conductor al que acompaña una pieza de vídeo en la que las artistas investigan sobre el concepto de trabajo de campo como un método para performativizar y experimentar desde el cuerpo y los sentidos. Sudando el discurso, explorando nuevos caminos.
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