Por error cruzan la línea y son retenidos por los franquistas. Éstos, les hacen realizar un espectáculo, burlándose de la república, para unos brigadistas internacionales que van a ser fusilados. Carmela, indignada, se subleva contra los fascistas en plena representación y es fusilada. Paulino se queda solo, y el fantasma de Carmela se le va apareciendo. La obra, sin subordinarse a una cronología de los hechos lineal, juega con la utilización del tiempo bajo una concepción poética, lo que, sumado al uso de la metateatralidad como lenguaje expresivo, logra proyectar un carácter muy mágico y sorprendente.
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